Me despierto ahogada entre sábadas de rencor y almohadas que arañan recuerdos hedonistas suscitándome miedos de días sin estrellas.
Y blasfemo contra los días, las estrellas y las sábanas dispares por no crear armonía en mi cama, por zarpear mis sueños como si fuesen propiedad pública.
Avanzan horas en relojes que escondo en mil cajones porque tengo el síndrome de Garfio y me pongo hielo en los golpes de hoy. Entonces se acaba el día, y balanceo todas mis opciones, pero opto por acostarme y jugar mis esperanzas mañana. Entonces, vuelvo al estúpido bucle insípido donde los pronombres comienzan a ser figurativos y las canciones de amor pierden el sentido. Odio los bucles, así que me tapo hasta la nariz y me resumo en una frase: todo va a salir bien.
Creo que tarde o temprano tendrás que enfrentarte a aquello que temes, no vale con enterrar los problemas bajo la cama mientras te dejas caer una y otra vez en ese bucle. Sí, es lo más fácil, sí, puede servirte durante un tiempo, pero su efecto a largo plazo es devastador.
ResponderEliminarAsí que, respira, sí, todo va a salir bien, pero a por todo lo que te preocupa. Si no te gusta algo, cámbialo ;)
Ánimo :)
ni dudarlo. seguro. pa'lante con fuerza, decisión. con la misma que escribes, que es mucha. creeme.
ResponderEliminarLas sábanas nos protegen de todo, de monstruos y de asesinos con afilados cuchillos. Cómo no nos van a proteger de nosotros mismos...
ResponderEliminar