Esta mañana me acordé de ti, y de lo bien que me ha ido desde que no tenemos contacto. No te creas especial. Tu huida fue la primera, pero no la única. Desde que te marchaste, el ser esquivo de mis besos se ha convertido casi en un concurso reglado, aunque siempre los hay que se saltan las normas o inventan historias, como yo, que digo marchar cuando aún vives dos calles más abajo.
Te creía genio y mente. Agua para el verano y sol en invierno. Pero comencé a madurar sin tus cuidados a base de testarazos. Contigo crecer era imposile, y no lo digo porque me sacarás más de una cabeza, que también.
Y aunque no eche de menos la lluvia de papeles entre iguales, los rizos de plata, las apuestas que no ganaste, los seudónimos que no confesamos, tus teorías absurdas sobre el ser humano y las caricias que se quedaron en el tintero... esta mañana me he acordado de ti.
Yo también me acordé de ti esta mañana... y por una vez me alegro de no ser el chico de tus pensamientos!
ResponderEliminar¿Te he dicho alguna vez que me gusta mucho como escribes?
ResponderEliminarMe he visto reflejado en algunos pasajes...
gracias
La mente es así de traicionera, cuando menos te lo esperas....zas!!
ResponderEliminarBesos guapa.
Me pregunto si a él le ocurre lo mismo.
ResponderEliminarYo también me lo pregunto...
ResponderEliminarSeguro que le ocurre lo mismo a él... y de tu cabeza no se irá en mucho tiempo, ya lo verás. Será esa cicatriz que con el tiempo sana, pero que, con cada cambio de estación se pondrá tensa, recordándote que una vez una una herida allí... pero que ya no te duele.
ResponderEliminarUn beso muy grande, vecinilla!!