- Estas un poco loquita enh... - Le dijo la hermana mayor a la pequeña, que controlaba el "mini" con volante de colores. Y todo porque acababa de cantar con una desconocida. En realidad, lo único que no soportaba era que su hermana tuviese más complicidad con una desconocida que con ella.
Pero fue algo mágico. La desconocida simplemente pasaba por alli, y se dejó llevar por aquel hermoso canto de sirena. Buscaba entre percheros de ropa infantil aquella dulce melodía que tan familiar se le hacía. Se perdía entre tallas "s" y madres que intentan probarle jerseys a niños que tan solo quieren probar las bolas acuáticas de la entrada.
- "Que se mueve..." - cada segundo más cerca, sin cesar, la melodía seguía embrujando a nuestra desconocída.
Y tras tanto buscar ¡La encontró! Encontró la azucarada voz dirigiendo el volante de colores, con vestido de cuadritos y lacito rosa en forma de recogido burlón. La pilota y la desconocida se cruzarón las miradas y, acto seguido, intercambiaron una sonrisa. Mientras, nuestra pilota, seguía entonando:
- "...por aquí, que se mueve por allá. Todo rebozado, con un..." - Silencio, silencio, sonrisa y silencio.
La desconocida no pudo evitarlo y como acto reflejo:
- "Poco de aceite y con poco de sal. Y te lo comes..."
-¡¡Tú!!
Ambas se señalaron al mismo tiempo. Ahogaron una carcajada entre sus manos y continuaron sus caminos. Cerraron el paréntesis y volvieron a sus vidas.
Pequeños encuentros, casualidades, personas o en este caso, canciones que nos dan la vida y la felicidad en ese preciso instante... Conforme iba leyendo iba cantándola en mi mente :D Me ha encantado la entrada, muy tierna ^^
ResponderEliminarUn besito
Complicidades que llegan sin cita previa...
ResponderEliminarSilencio, silencio, sonrisa y silencio.
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