sábado, 5 de septiembre de 2009

mortales

Al ordenar un poco el cóctel que tanto tiempo te llevan centrifugando la vida, te das cuenta que ya no puede doler más. Tras verte triturada por tantos momentos de incomprensibles situaciones en las que tu eras, o no, culpable, tu propio sistema inmunitario llega a hacerte invulnerable con respecto a las adversidades que intenten hacer que tu día, acabe siendo completamente un caos, como las palabras de hoy.

Llegas a hacerte inmune a cualquier factor, tanto interno como externo, que intente complicarte el día. El dolor ni si quiera llega a dolerte y aquello a lo que llamas sufrimiento no es más que una excusa barata para no enfrentar a la rutina, por el simple hecho de que no te apetece.

¿Para que preocuparse entonces si no existen preocupaciones?

Cuando se cierra una puerta tenemos la necesidad de abrir rápidamente todas las ventanas, no podemos dejar descansar a la mente, no nos vemos capacez. Nos gusta tener un rompecabezas con el que poder pasar el tiempo, un dilema con el que matar las horas puesto que nos sentimos tan solos que sin un problema no sabemos cómo pasar el día.

Somos seres así de extraños, pero nadie dijo que fuesemos perfectos.






Quizás nunca ha dejado de doler y este post no sea más que una nueva excusa.




Que la vida son dos trazos y un borrón...
(Llegaremos a tiempo)

1 comentario:

  1. La vida es un vaivén. Una montaña rusa. llena de emociones. de momentos buenos y otros no tanto. Aprendemos que el dolor duele y que ese dolor nos hace estar más vivos que nunca.

    No le des más vueltas. Mira para alante.

    En cuanto a la perfección. No. No existe. Existen momentos maravillosos y personas inolvidables. Que rozan la perfección. Solo la rozan. Y eso ya es mucho.

    Besos

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Gracias por pasarte por el bosque mágico, vuelve cuando quieras ;)