Llegas a hacerte inmune a cualquier factor, tanto interno como externo, que intente complicarte el día. El dolor ni si quiera llega a dolerte y aquello a lo que llamas sufrimiento no es más que una excusa barata para no enfrentar a la rutina, por el simple hecho de que no te apetece.
¿Para que preocuparse entonces si no existen preocupaciones?
Cuando se cierra una puerta tenemos la necesidad de abrir rápidamente todas las ventanas, no podemos dejar descansar a la mente, no nos vemos capacez. Nos gusta tener un rompecabezas con el que poder pasar el tiempo, un dilema con el que matar las horas puesto que nos sentimos tan solos que sin un problema no sabemos cómo pasar el día.
Somos seres así de extraños, pero nadie dijo que fuesemos perfectos.
Quizás nunca ha dejado de doler y este post no sea más que una nueva excusa.
Que la vida son dos trazos y un borrón...
(Llegaremos a tiempo)
La vida es un vaivén. Una montaña rusa. llena de emociones. de momentos buenos y otros no tanto. Aprendemos que el dolor duele y que ese dolor nos hace estar más vivos que nunca.
ResponderEliminarNo le des más vueltas. Mira para alante.
En cuanto a la perfección. No. No existe. Existen momentos maravillosos y personas inolvidables. Que rozan la perfección. Solo la rozan. Y eso ya es mucho.
Besos