Desperdicio mi tarde pintando en blanco y negro todo un día de falso color, sin prestarle atención a las cosas que marcaran mi futuro, prefiero entretenerme dibujando castillos en el aire.
Cansada de desvariar para darle de comer a mi agonía me encierro en el baño y me fumo a escondidas la desesperación que marca esta semana. Buscando el calor, que no consigo saciar cuando te encuentras lejos de mi, enciendo el radiador y me meto en la ducha. Recuerdo que se me olvidó quitarme la ropa.
Bajo el agua es más dificil esconder mis lágrimas, aunque una vez más lo hago para engañarme a mi misma, porque con una debil sonrisa se puede engañar a el mundo.
Me tiro horas bajo el agua y cuando noto que mis dedos han perdido el tacto me salgo, y me quito los vaqueros pegados a mi piel y la camiseta, que ahora más que nunca muestra todo aquello que te perdiste.
Como cualquier mujer me tomo a risa eso de la prisa y tardo media tarde en arreglarme para luego quejarme de mis pelos.
Las 20:03, ya es tarde.
Hago rápidamente la maleta, aunque mañana recuerdo todo lo que he olvidado, las prisas me permiten acabar en 10 minutos y me despido con un simple adios, porque los abrazos del primer día ya no muestran el mismo interes 6 meses mas tarde.
Salgo por la puerta arrastrando mi maleta, con una mochila colgada y la sensación de que un fin de semana más se me vuelve a olvidar algo...
Pero hasta el viernes que viene no podré volver a buscarlo...
Los domingos eternos son lo peor que ha inventado el ser humano...
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