sábado, 31 de enero de 2009

noches


Me revuelvo entre mis sabanas, no puedo parar, no puedo conciliar el sueño.

Cada movimiento, cada gesto, cada posición le grita a mi mente que faltas tú.


El frio me señala con el dedo recordándome que con tus brazos el no estaria alli comingo. La tristeza, bordeando mi cara con la suavidad que la caracteriza, con una sola mirada puede transmitirme tu ausencia. La soledad se mete en mi cama para hacerme compañia, paradójico...¿verdad?. El orgullo intenta alejarlos a todos de mí, pero consigue cerrarle la boca mi querida relatividad, porque según la balanza de caprichos personales puedo permitirme una noche para mi. Más tarde,el silencio se hizo presente olvidando las peleas que entre ellos se discurrian. Rómpiéndolo entró la ironía : "Estás muy acompañada pero no tines a nadie, ¿no?". La verdad le contestó admitiendo que tenía razón pero que su presencia sobraba en ese momento.


Cada vez llegaban más, se acercaban a mi, me compadecian, estaban comnigo.


Por fin hablé: ¿podeis dejarme sola?


Pero la realidad y el valor se adelantaron a la vergüenza y la cobardia y me contestaron: "no es lo que quieres".



Noches movidas en las que me levantanto si pegar ojo porque no se quieren alejarde mi, estudios no estudiados porque están ahi, la presencia de todos ellos me incomoda y no sé cómo alejarlos.


Bueno, si sé como hacerlo, pero no puedo hacerlo sola.


3 comentarios:

  1. Los recuerdos son los acosadores por excelencia de la noche, te atacan, te comen, te empujan, te hacen llorar, y lo peor es que no puedes echarlos de tu casa cómo si fueran inquilinos. Eso es lo peor, que están en tu cabeza y en el fondo, quizás, sólo quizás, no queremos echarlos.

    ResponderEliminar
  2. siempre puedes pensar en imaginar esa compañía necesaria

    ResponderEliminar
  3. gracias por comentarme. Un placer leerte. Me pasaré por aquí muchas más veces ;)

    ResponderEliminar

Gracias por pasarte por el bosque mágico, vuelve cuando quieras ;)