Y una vez más, antiguos espectros se cuelan entre mis sábanas, intentando crear una fisura espacio-tiempo para apartarme de la realidad. Monstruos de esos que saltan estaciones de metro, de vagones vacíos y tiovivos sin caballos.
No son fantasmas. Según Nacho, a los fantasmas se les ponen las sábanitas limpias y se les deja algo de comida en la nevera por si tienen hambre a media noche. Con los fantasmas se aprende a convivir porque no te queda más remedio, y ¿por qué no? porque me gusta observarles correr por los pasillos sin calcetines.
Los espectros son otra cosa. Son pesadillas que atraviesan tus sueños portando un arma letal: "un mensaje". Una señal que te trae recuerdos de futuro, de dias de lluvia y elefantes boca abajo. Días ásperos.
Días que por no querer recordarlos los ocultas en el fondo de tu subconsciente y aparecen así, en forma de espectros.
Creo que, incluso a esos espectros, hay que ponerles un platito en la mesa, por si se quieren quedar a comer, como hace Nacho con sus fantasmas.
ResponderEliminarUn beso
Vecino a esos espectros ni agua!! ^^
EliminarA los fantasmas si los acojo, a los malajes no ^^
Un beso!
Hola!! Acabamos de encontrar tu blog y te seguimos desde ahora! :D Ojalá que también te guste nuestro espacio!! Un abrazo fuerte! :)
ResponderEliminarwww.melodiasporescrito.com
Gracias, me pasaré con mucho gusto a pasear por allí ;)
Eliminarun abrazo!
Creo que FeoMontes tiene razón, a veces los espectros se quedan demasiado tiempo, quizá también habría que ponerles algo de comer a ver si se vuelven buenos, o los días se vuelven menos ásperos a su lado.
ResponderEliminarUn besito
Son fantasmas con piel de cordero... y ya tuvieron sus oportunidades, creo que llamaré a 4º milenio a ver si los aleja^^ Pero siempre bien recibidos tus consejos, gracias ;)
EliminarUn beso!