El lugar donde va a parar el amor

En "el lugar donde va a parar el amor" no existen conversaciones de besugo. Hay silencio. Hay ruidos. Hay momentos. No hay insignificantes monosílabos que determinen donde empieza o acaba la partida.

Hay trozos de pizza a medias y cervezas por la mitad, porque el sol las calentó antes de ver el fondo de las botellas. Allí siempre hay lugar para las conversaciones que terminan con un ¿y por qué no? Ni siquiera se permite dejar aparte los besos de media tarde, los juegos entre las margaritas y las carreras hasta los naranjos.

En "la casa de las flores" hay una planta que según mi abuela tiene más vida que ella. "Más de 100 años", le gusta pensar en voz alta cada vez que pasamos por allí. Hay chimenea que ocupa toda una pared capaz de quemar falsos espíritus y malos recuerdos. Hay sonrisas, lágrimas, y ceretes puestos al sol. Y en el escondite que queda entre la cortina y la pared, se ocultan restos de primeros amores en hojalata. En la casa de las flores siempre es primavera aunque las cascadas inunden los barrancos en invierno.

Y aunque ambas son la misma casa, tiene todos los nombres que se te puedan ocurrir, uno para cada historia.

Mi casa no es la casa de las flores ni aquella donde va a parar el amor, pero seguiré caminando hasta hacerme con el camino exacto de mi "mi".

Y recuerda que aquel que pasa por una mata de romero y no corta de él, ni tiene novios ni piensa tener.

Y paja! no olvideis tomar un poco de paja si se cruza en vuestro camino, da buena suerte ;)