Terminó la fiesta, y todos comenzaron a marcharse. Mario le pidió a Laura que se quedase un poco más y ella no se negó, llevaba toda la noche esperando esas palabras.
Dos copas de vino más tarde...
- Hace mucha calor aqui ¿no?
- Si.
Y sin pensarlo, Laura se quedo en ropa interior, esa de leopardo que tenía guardada para una ocasión especial y que ni siquiera recordaba cuando la había comprado. Empezó a tocarse el broche sin quitarle la vista a su acompañante, esperando una sonrisa de complicidad, un gesto... pero nada, Mario no se estremeció, seguía con su mirada perdida. Pasó el minuto más eterno con el traqueteo del cierre y él, con instinto animal la agarró con fuerza y la sentó sobre sus rodillas. Abrochó y colocó correctamente el sujetador en su sitio, milimétricamente acorde con las características de la espalda de ella. Laura huyó de un salto a ponerse la gabardina, olvidando camiseta, pantalón y tacones rojos de la suerte, dirrección salida de emergencia.
Antes de abrir la puerta...
- ¡Laura!
Le respondió con los ojos de desengaño y el corazón de esperanza.
- Vuelve mañana y quédate a dormir si quieres, ya he encargado el sofá cama.
Portazo.
-¿Laura?
Si es que de verdad... estos hombres hay a veces que... jajajaja. ¡Él se lo pierde, por no hacerle caso! :P
ResponderEliminaracabo de descubrir este bonito rinconcito de internet...
ResponderEliminar¿puedo quedarme?
... ?
ResponderEliminarMe perdí...
P.d. No había ningun motivo especial para que leyeras '33', solo quería saber tu opinión... pensé que te agradaría... es todo. En fin.
H.
Seguro que se asustó con el Leopardo ja ja ja, mejor culotte ja ja ja.
ResponderEliminarBesazos de vuelta
Un tipo raro sin duda.
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