jueves, 7 de julio de 2011

Tuvo suerte

Tuvo suerte. Pasó una mujer por la calle y pudo pedirle fuego, nunca llevaba mechero. Se sentó al borde de la acera esperando a que algún vehículo le salpicase barro en los zapatos nuevos, pero era difícil, a esa hora apenas pasaban coches por allí. Besaba caladas contínuamente, el tabaco de liar es difícil de mantener sin fuego y él, estaba helado.

Lo tenía todo hecho excepto la maleta, era algo que siempre dejaba para el final porque recordaba las palabras de su madre "si la haces antes, se te arrugará la ropa", y aunque siempre iba con las camisas arrugadas no podía desobedecer dicha orden. Aún no tenía claro hacía donde se dirigía, lo único que sabía es que el depósito estaba lleno y que poner tierra de por medio era algo que llevaba necesitando desde hace tiempo, pero no había encontrado el momento. Mañana era el momento.

Entre su propio humo recordó las palabras de una rubia con ojos azules, cuyo nombre no recordaba, que le susurró una noche de caluroso julio: "Me da pena ver a las personas que se consumen en su propia soledad, ... ¿no te parece triste la gente que come a solas?". Él no contestó, pero aquella noche miró su cigarro apagándose y pensó "¿cuánta soledad más necesito para consumirme?"

3 comentarios:

  1. Creo que lo de la soledad depende de las personas... Hay personas que pueden y saben vivir en ellas, aunque no siempre es fácil, y hay gente que no sabe vivir en ella y al final acaban consumiéndose, porque necesitan continuamente sentir la mano de alguien a su lado, caminando por la calle (por poner un ejemplo, jaja).

    ¿A dónde le deparará el destino? Me ha gustado :)

    Un besito

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  2. Yo creo que la soledad, siendo honesto conmigo mismo, a pesar de lo que me gusta la independencia, a pesar de lo mucho que cada uno tiene de propio y de respetable en lo diferente a los demás, es lo que más evito, probablemente lo que más temo. Y creo que nos manejamos unos mejor y otros peor en nuestras soledades, pero creo que esa soledad honda de la vejez que aún no conocemos por nuestra juventud es irremediablemente dolorosa incluso para el menos dependiente... La soledad a veces puede ser insoportable. Un abrazo gordo gordo.

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  3. Me encanta, me encanta. La gente que come sola es tan triste, siempre me fijo en ellos en algún bar.

    Me gustaría que hablase de mí esa historia, algún día.

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Gracias por pasarte por el bosque mágico, vuelve cuando quieras ;)