Un reloj de 3 €

Jamás usaba reloj. No me gusta el límite que marcan las horas ni desesperarme por llegar tarde a una cita cualquiera. Pero te haces mayor, creces, y con ello tus obligaciones. Tantas responsabilidades y un movil que cambia de hora a su antojo han hecho que tenga que adornar mi muñeca con un digital de tres euros. ¡Tiene hasta luz!

En realidad me lo compré porque esos pequeños dibalillos siempre me echan en cara que llego un minuto tarde o cinco antes. Nunca estarán conformes. Me sacan tanto de quicio que dos dias sin ellos y ya los echo de menos. Sin miedos, sin ataduras. La mayor preocupación es cómo perder el tiempo durante más de 5 minutos sin que yo me de cuenta. Éso es todo un reto. Mi futbolista favorito siempre dice "a ella no se le puede engañar", y lo dice con tal convicción que hasta yo me lo creo cada vez que lo oigo.

Pero la escuela es una película repetitiva en blanco y negro, y si tenemos en cuenta que estamos en la era de las aulas TIC's, creo que dentro de poco involucionaremos al mono. Necesitan vacas púrpuras, pero yo no puedo dárselas si cada diez días tienen examen de tema nuevo. Aunque saquen un 10 en cada tema, no son capaces de recordar las partes de una célula, qué son palabras homófonas o la propiedad asociativa. La capacidad memorística y la de reproducción perfecta... ¿Alguien se preocupó del resto? Áreas, objetivos, competencias, bla, bla, bla... todo se reduce a las dos capacidades anteriores.

Cuanto más cerca estoy de todo esto, más me desespera que mis niños pasen 5 horas al día sin hacer nada. Si se les diera la oportunidad, podrían cambiar el mundo en 4 horas y bailar el trompo la restante.

Este reloj va a tener más fuerza de la que yo pensaba...