- Disculpa, ¿sabes si puedo subir sólo con la tarjeta? - Se le acercó tímido.
- No se, siempre llevo el tiket por si acaso. - Contestó. Y regresó a sus saltitos habituales entre baldosas de colores para olvidar que, gracais a la de matemáticas, volvería a comer "como las gallinas".
- Es la primera vez que cojo este autobús. - Dijo mirando sus pies inquietos.
Paró los saltos, y se acercó a él obligada a contestar:
- Yo lo odio, siempre cojo el del centro.
- ¿Se puede coger con la tarjeta?
- Claro, y ade...
No pudo terminar la frase porque salida de la nada, una diva con gafas de sol - de esas que tapan toda la cara -, se interpuso en medio de la surrealista conversación. Hablaba rápido. Movía mucho las manos. Pero ella aprovechó para escapar, sin saber si la conversación podría haber resultado interesante o no.
Me gusta, muy onirico todo (o será que ya estoy mas dormido que despierto?) me imaginé una cierta involución del Conejo de Alicia en el pais de las maravillas y la ilusión del 'agujero de conejo'.
ResponderEliminarQue sandeces escribo cuando estoy cansado!
Saludos Lejanos, de esos que son inpersonales y llenos de privacía, tal como te gustan a ti.
H.
Pues a mí me parece que es muy ilustrativo; un post de esos en los que dejas que las palabras salgan de dentro para escribir tu propio cuento de hadas.
ResponderEliminarUna realidad disfrazada de "sinsentido".
Me gusta
aunque siempre salgan de la nada, no siempre lo arruinan ^^
ResponderEliminarJo, me da miedo, siempre me han asustado esos cuentos surrealistas al estilo de Alicia. No se, será que aún no he aprendido del todo a soñar y se me vuelve real lo que no debería...
ResponderEliminaresos bonitos