Irreconocible

¿Me recuerdas?

Si, soy yo, esa niñata a la que no le gustaba peinarse ni echarse pontingues de colores en la cara. Esa que sólo se dedicaba a estudiar y hacerles recados a mamá entre semana y a beberse más de media botella de beffeter los fines para olvidar de lunes a viernes. La misma que vestía pantalones anchos y tenis de tio, aquella que presumía saberlo todo de la vida y terminaba cada frase con una palabra irónica y cortante, de esas que solamente yo entendía. La que te explicaba mediante teorías de filósofa en trámite que el amor no existía y que la amistad tampoco. Soy la que hacía chistes baratos en situaciones incómodas, chistes que hoy en día sigo utilizando.

Mírame, ¿me reconoces ahora?

Es un poco difícil, pero ni si quiera yo puedo hacerlo.

Ahora por la calle me llaman "mujer" JAh, ¿los oyes? mujer dicen...inocentes.

Ahora me paso la plancha cuando no me embadurno de gomina hasta las trancas, por no contarte que el maquillaje y el lápiz de ojos son mis compañeros matutinos. Por no decir que me emborracho entre semana y que me he pasado al whisky. Uso pantalones de pitillo, tenis de mujer, y reconozco que no se nada de la vida. Me he quedado sin teorías absurdas que expliquen nada del mundo que nos envuelve y en el que nos levantamos cada día. He ahorrado en chistes baratos en las situaciones incómodas, pues prefiero escuchar y aprender de las sandeces del resto...

Se me olvido decir que antes odiaba el zumo de cebada. Ponme otra cerveza...

"Alza tu cerveza, brinda por la libertad. Bebe y vente de fiesta, puesel infierno es este bar.

Si has perdido el rumbo escúchame, llegar a la meta no es vencer.

Lo importante es el camino, y en él, caer, levantarse, insistir, aprender"