jueves, 13 de agosto de 2009

28 minutos

Vuelve a mirar el reloj, las 21:02, faltan exactamente 28 minutos.
por un instante vacila, pues no sabe si será mejor ser puntual o esperar esos 10 minutos antes de bajar, sólo para ponerlo a prueba, sólo para saber si él huirá poniendo como excusa que han pasado los minutos de cortesía que todo el mundo deja en una cita, o para comprobar si realmente se quedará esperándola.

¿He dicho cita?
En qué momento dijo que lo fuera. En qué momento se pusieron de acuerdo para calificar a aquello formalmente como una cita.

Mientras se perfila los ojos con el lápiz negro, vuelve a mirar el reloj, las 21:06, tan sólo han pasao cuatro minutos y aún no está nerviosa. Ella pensaba que lo estaría, que justo media hora antes le quemarian las entrañas, le sudarian hasta las pestañas y que el propio cosquilleo no le dejaría bajar las escaleras con seguridad, pero no era así.

No sentía nada. Nada. Y una vez más se cuestiona si esta tontería del amor estaba hecha para ella.

Son las 21: 16...

1 comentario:

  1. Y... que demonios pasó?? Esos minutos se hacen muchas veces interminables...

    Besos

    ResponderEliminar

Gracias por pasarte por el bosque mágico, vuelve cuando quieras ;)