Me habia decidido a escribir hoy una entrada nueva, algo diferente, lleno de fuerza y ese toque de intriga que tanto nos caracteriza dia a dia. Pero...¿sabes? no he podido.
Me dirigía hacia las letras cuadriculadas que tanto visten a ese gran rectángulo , con decisión, sin miedo, siempre en línea recta y sin dejar que nadie me distraiga en el camino. Pero cuando llegó el momento, cuando me miró directamente a los ojos y me senté cara a cara, cierta repulsión me impedía crear nuevos acordes que pintaran cada melodia nueva como ayer, como cuando empecé a creer que podia inventar mil visiones de ser el mundo y cien formas de vivir mi vida solo con las palabras, compañeras insaciables, existentes de por vida, y traicioneras unicamente cuando nuestra pluma firme la sentencia.
Dejar de escribir fue la solución, pero la escritura era mi salvación, mi desahogo y mi gana, mis falsas aventuras y mis fantasias inventadas. Dejarlo en su dia fue una via de escape, que mas que la salida y el sosiego me trajo el nervio, la inquietud y las malditas rondas de pensamientos en sueños y vigilia. y no haberlo dejado...no haber acabado a tiempo hubiese sido pactar mi propio fin.
Quizas por esto se me queden cortas las palabras y no sea capaz de articular mas de dos seguidas que hablen de ti, que hablen de mi, o simplemente que hablen del fluir de las cosas.
En realidad podria escribir, pero hoy no quiero.
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