Bajo corriendo las escaleras gigantes, esas con lucecitas azules, intentando agarrar con fuerza el vestido para no partirme los dientes. Solo hay un espejo en escena, y me pongo a hablar como loca de naranjas y John Lennon. Cuando se me acaba el discurso improvisado, me arranco con uñas negras el vestido de novia. Así, sin más.
Se que Evaristo esconde una lágrima, y yo le devuelvo la sonrisa. Hoy no toca juzgar a nadie.
Buah!! realmente ees una locura! ja ja ja. Me he quedado sin aliento leyendo el primer párrafo :))
ResponderEliminarBesazos guapa ;)
Pues me ha gustado mucho, ¿eh?
ResponderEliminarY mira que es corto e irracional... ¡pero me ha gustado mucho!
:)
Todavía no sé que decirte xD Lo he leído muchas veces y como dice Davidopoulos es totalmente irracional, jajaja, pero sé que me gusta ^^
ResponderEliminarUn besito
¿El Rey de la Baraja? Lo siento, es mal chiste, pero no pude evitarlo... :P
ResponderEliminarMe gustó el texto.