- Soy un tio raro.
Sus contradictorias declaraciones le daban sentido a su enigmática mirada. No era tristeza ni cansancio, no eran las noches en vela ni las hormigas en el estómago. Aún no sabemos lo que es, pero fuimos capaces de percibir que su mirada ya no brillaba como cuando los saludos eran cordiales y las despedidas cortas.
- No puedo sentir que llega el final, no puedo hacerlo.
Las palabras pueden cambiar de significado, las frases pueden perderlo y yo puedo crear sinónimos cuando me desespero para velar la verdad. Sin darnos cuenta, creamos continuamente códigos afectivos para mandarnos mensajes con tinta de limón. Sin darnos cuenta, compartimos un mismo sentimiento al que no podemos ponerle nombre.
- Al final no somos tan raros...
No se puede, no se quiere, o no se necesita ponerle nombre, porque con haberlo escrito en tinta invisible, o haberlo leído en la mirada, ya se sabe... ;)
ResponderEliminarEl que se quiera reconocer o no, es otra cosa...
Quizá brillaba de eso que no podéis ponerle nombre ^^
Un besito
si es que "normal, normal" no hay nadie!
ResponderEliminarno fui al musical! tenía entradas para drexler! :S
Yo si soy muy raro :(
ResponderEliminarBesos bonitos