Recuerda, niña, los días en los que lamias el polvo de los rincones de tu habitación y gritabas por la ventana tu famoso aullido de desperación. No olvides cuando corrías por las calles sin dirección ni orientación. Piensa si sentías dolor al tirarte de los pelos o al arañar un plato con tus uñas de muñeca de porcelana barata.
¿Lo tienes?
Pues ya puedes volver a tu silla de dar vueltas
ni el hombre lobo... jjj
ResponderEliminarno, ni hablar! olvídalo todo, olvídalo! eres una nueva tú!
ResponderEliminarSi no recuerdas por dónde vienes, no sabrás si caminas recto o en círculos; a menos que tengas una brújula como yo...
ResponderEliminar