Conversación desconocido:
- A primera vista parce que das todo cal.
-¿Esa es la imagen que doy?
- Si, todo cal.
Conversación amigo:
- Has dado demasiada arena, más de la que has recibido a cambio...
-¿Como sabes lo que he dado?
- Porque te conozco más de lo que piensas.
Conversación conmigo:
- Ya ni si quiera se si di cal o arena.
- ¿Entonces que diste?
- Intente dar lo mejor de mi...
- Piiiii error. Demasiada arena termina por convertirse en cal.
- ¿quieres decir que tenía que haber echado cal?
-No, si en realidad no si ni lo que digo.
- ¿Entonces como vas a ayudarme?
- No voy a ayudarte porque no lo necesitas.
- ¿Entonces que necesito?
- Un par de guantazos y a ver espabilas.
- ¡ay! ¿Ahora?
- Ves, encima te los pegas, es que eres tonta...
¿Sabes una cosa? Nunca supe si lo bueno era la cal o la arena. Quizá todo tenga su lado bueno y su lado malo...
ResponderEliminarPor cierto, se me ocurrió una idea hace poco; ¿te gustaría escribir una historia conmigo? Sería de tres o cuatro capítulos, uno en tu blog y otro en el mío. Podríamos dar giros argumentales y nunca sabríamos qué pasaría en el siguiente capítulo, porque no lo escribiríamos nosotros. ¿Qué te parece?
Nunca fui persona de xtremos, de todo o nada. En todo caso... TODO!
ResponderEliminarBesos, todos!
jajajaja! me sentí identificada! yo también hablo conmigo misma!
ResponderEliminarSoy un ser extraño que no habla consigo mismo,... como otras..., y que tampoco ha sabido jamás si la cal era buena o era mala...
ResponderEliminarDe todas formas, vecina, tienes razón, darse mucho, a veces, no es bueno, o no está bien visto. Solo nosotros mismos valoramos cuánto hacemos por otros, nadie más.
Y los guantazos, aunque sin manos, tampoco hacen daño, de higos a brevas. Buena semana!!!