No existe mejor velada
que la manchada por un café,
de sinceridades y excesos,
de tertulias sobre fé,
sobre la religión de los libros
que me recomendaste hoy
y no dudaré en leer.
Con un cigarro en la mano
el tiempo a nuestro favor,
las horas malgastadas,
llámalas sacrificadas,
ni los segundos lo son.
Coraza de hierro y corazón de papel,
prométeme que tendrás cuidado
no me gustaría ver destrozado
un corazón de sincera tez.
Tardes llenas de las mejores conversaciones,
esas que no llevan a ninguna parte...
solo a comprender nuestra versiones,
que nos gusta la vida y el arte.
Tardes manchadas por un café,
de sinceridades y excesos,
de tertulias sobre fé.
Yo tengo fé, pero no me gusta el café.
ResponderEliminarLa fe es siempre lo último que debemos perder. Si es que debemos perder algo, claro.
ResponderEliminarMe encanta cuando el café es el hilo conductor de las tardes interminables o de conversaciones tempranas... si pienso en café y buenas conversaciones: viajo!
ResponderEliminarBuen escrito, pero coincido con el primer post, no degusto del café, sin embargo aquí va una pregunta para una chica como vos (ya que me encuentro haciendo un sondeo para una analogía/disertación/pseudotesis que quiero escribir)
ResponderEliminarPara tí que es un café?
Saludos.
H.