dulce introducion al castillo

un caballero de triste figura que pasaba por alli, alguna que otra astuta y entrometida bruja, un viajero un tanto extraviado, miles de ánimas salvajes, y aunque suene extraño, un extraterrestre de ojos hipnotizadores...todo aquel que andaba de paso por las tinieblas de oscuros deseos que envolvian al extraño castillo, se quedaban atónitos al ver la misma silueta todas las noches, todos los dias.

Resulto ser una desconocida princesa, que al parecer rechazaba su título nobiliario porque le asqueaban las historias de final feliz y la hipocresia que encerraban los cuentos para engañar a los niños pequeños y no destruir sus infancias con el caramelo amargo de la realidad.

Ella lo tenia todo a dos pasos de su castillo y a un saltito desde su ventana, el torreon más bajo que se ha construido para que no se sintiese amarrada. Todo construido a sus pies, cerca de un bosque lleno de inquietas emociones por descubrir, caudaloso rio el que pasaba por debajo de su puente levadizo, con el brio y la fuerza que evoca la inocencia de la naturaleza. Bastaba con seguirlo para llegar a un mar eterno que regalaba tranquilidad y olia siempre a rosas blancas.
No tenia dragon que le guardara la entrada, carecia de perros de tres cabezas que la asustasen y las zarzas que cubriar todos los alrededores no eran mas que una de las burdas leyendas urbanas.

Lo tenia todo, y aun asi nadie la habia visto sonreir.

Los seres que vivian a su alrededor la llamaban la "excéntrica princesita estúpida", y aquellos que un dia la vieron de cerca, de añadian la coletilla "del vestido rojo" ya iremos explicando el porqué, aunque quizas lo de estúpida ya lo imagineis.